Hola, soy Carlos Morán, el compañero de blog de don Emilio. Asistir a un juicio de un menor infractor debería ser una asignatura obligatoria en los colegios. Y si el juzgador es don Emilio, más obligatorio todavía. Se hace entender de maravilla. Y no es un capricho. La ley le obliga a informar a los menores que delinquen en «un lenguaje claro y comprensible». Los diálogos entre su señoría y los chavales son memorables. Don Emilio les abronca con cariño, lo cual es una contradicción mayúscula, pero a él le sale.
El juez procura también que, además de la condena, se lleven una lección bajo el brazo. En este sentido, don Emilio ha adoptado la costumbre de entregar una copia del artículo 155 del Código Civil a los niños que juzga por insultar o agredir a sus padres. Ese artículo dice asi: «Los hijos deben obedecer a sus padres mientras permanezcan bajo su potestad, y respetarles siempre. Los hijos deben contribuir equitativamente, según sus posibilidades, al levantamiento de las cargas de la familia mientras convivan con ella». La ley, con letra entra.