Buenas, soy Emilio Calatayud. Los católicos, y algunos que no lo son, estamos de comuniones. Es una cita muy importante para una familia, pero, por favor, no es una boda. Las comuniones se parecen cada vez más a las bodas: banquete espectacular, trajes espectaculares, baile, fiesta… Para mí la comunión fue un chocolate con churros y bien rico que estaba.
Y luego está el tema de los regalos: tablets y móviles de última generación para niños de nueve años. Yo no lo veo. Mejor sería regalar un relojito de los de toda la vida que un iphone. Ya sé que los niños se ríen si les dices eso, pero es lo que pienso. Y luego el viaje a Eurodisney. En mis tiempos no íbamos a Eurodisney en primer lugar, porque no existía. Pero si hubiera existido, tampoco habríamos ido. Mis padres no llevaban a Ruidera y nosotros, felices. Chocolate con churros, un relojín y Ruidera: una maravilla.