Buenas, soy Emilio Calatayud. Lo de la madre de Baltimore está dando mucho juego. Casi todo el mundo ha hablado del peculiar incidente. La mayoría está de acuerdo con la conducta de la madre y la defiende. Aunque también hay quien cree que los guantazos no sirven para nada y la critican. Lo bueno es que ha suscitado un debate sobre la autoridad materna y paterna, etc. Hablando con unas amigas en el juzgado, y ellas son bastante más jóvenes que yo, todos coincidimos en que lo que hizo ‘mamá Baltimore’ fue lo lógico. Y recordamos que nuestras madres o nuestros padres muchas veces ni siquiera tenían que darnos un coscorrón. Bastaba con que hablasen para disciplinarnos. Ya puestos, apuntamos algunas de las frases maternas y paternas que servían, y sirven en muchos casos, para ponernos firmes. Por ejemplo: «Como es tenga que mirar, os vais a acordar». «No deis lugar a que os mire». Luego había otras frases que acompañaban al castigo propiamente dicho -y que no tenía que ser necesariamente un cachete-. «¡Si no he hecho nada!», decíamos nosotros porque nuestro padre o nuestra madre nos dejaba castigados sin salir. «Pues ‘pa’ cuando hagas», decían ellos. Ni presunción de inocencia ni ‘na’. O la célebre: «Si me duele más a mí que a ti», algo que nosotros siempre poníamos en duda, claro. Seguro que es lo que decía la mamá de Baltimore a su niño mientras le daba las collejas.