Buenas, soy Emilio Calatayud. Muchos chavales vienen a los juicios acompañados de las novias y hasta con las suegras. A mi me gustar aliarme con las novias para que nos ayuden a rehabilitar a los niños. Así que siempre les suelo decir: «Échale una mano para que deje de ser un chorizo, ayúdale para que se pase al lado bueno». Confío mucho en las armas de mujer. Eso sí, si no lo consiguen, les aconsejo que les den puerta, «aire». Hay que darles una oportunidad. Y dos y tres, pero si, a pesar de eso, siguen siendo unos chorizos, que los manden a freír espárragos. Pero la verdad es que suele funcionar.