Hola, soy Carlos Morán. Aquí os dejo un fragmento de un reportaje sobre la adicción a los móviles que hemos publicado en IDEAL de papel. En él, don Emilio advierte de que ya hay menores, principalmente niñas, que se autolesionan cuando se les quita el teléfono. Esperamos que os interese.
«La fiscalía y los juzgados de Menores de Granada ya han tenido que afrontar varios casos de adolescentes –principalmente niñas– que se han autolesionado después de que sus familias les quitasen los móviles. Llegan a las oficinas judiciales porque han cometido algún delito, pero en cuanto los expertos escarban un poco, aparecen los dramáticos efectos de la dependencia enfermiza de las nuevas tecnologías. Las autogresiones son la manifestación más extrema de un trastorno, la adicción a los teléfonos, que, aunque oficialmente no existe, parece que está causando estragos. Lo «normal» –dentro de la anormalidad que supone este fenómeno– era que los yonquis de los celulares pegasen a sus padres cuando estos se decidían a prohibirles su utilización. Ahora, además de revolverse contra sus progenitores, se dañan a sí mismos. «Dicen que no pueden vivir sin sus teléfonos y que prefieren quitarse la vida, pero no son suicidas: son adictos. Y lo mismo ocurre con los que maltratan a sus padres: no son maltratadores, son adictos. Su verdadero problema es la adicción a los móviles y a Internet», avisa Emilio Calatayud, titular del Juzgado de Menores 1 de Granada.
El conocido jurista admite con pesar que no le sorprende que haya niños y jóvenes que estén tan enganchados que amenacen con matarse si se les confisca el móvil o la tableta. «Lo vengo advirtiendo desde hace años: las nuevas tecnologías son la cocaína y la heroína de nuestros días. El teléfono móvil es una droga. Y eso es algo que estamos fomentando desde las propias familias».