Buenas, soy Emilio Calatayud. El otro día me encontré con un chaval que había pasado por el juzgado y lo condené a pasar unos cuantos meses en el Centro de Internamiento para menores infractores de Oria, en Almería. Estaba estudiando Trabajo Social en la Universidad de Granada. Le invité a él y varios de sus compañeros a pasarse por el juzgado para ver algunos juicios, porque estaban preparando un trabajo sobre agresiones entre menores. Me gustó verle y saber que le iba bien. Y a él también le gustó verme, lo cual es una satisfacción porque, a fin de cuentas, yo lo había encerrado. Me dijo que quería ser guardia civil y yo creo que puede conseguirlo. Si lo logra, seguro que es un buen guardia civil. Según me contó, la clave de su reinserción fue su familia y el personal de Oria. Cuando me pasa algo así sé que mi trabajo es útil para la sociedad y me reafirmo en mi creencia de que hay chavales que delinquen, pero que no son delincuentes.