Buenas, soy Emilio Calatayud. Primero sustituimos el contacto directo y las llamadas de voz por las redes sociales y las aplicaciones tipo ‘guasap’. El caso era no vernos y no tratarnos cara a cara. Pero es que ahora ya ni siquiera nos mandamos mensajitos, solo emoticonos. El caso es no hablar, ya digo. A mí me fastidian los emoticonos que llegan solos. Para empezar, no sé qué quieren decir la mayoría de ellos. Le escribes a tu hermano que estás triste por lo que sea y él te manda un emoticono que es un ‘deo p’arriba’: ¿eso quiere decir que te da animos o que se alegra de que estés chungo? También había un emoticono que no se sabia si era una mierda o un helado, y hay una cierta diferencia entre ambos productos. Yo a mis familiares ya les tengo dicho que no me manden sólo emoticonos, que son una reducción del pensamiento (que ya está bastante reducido, por cierto). No abusemos de los emoticonos. Hablemos de vez cuando.