Hola, soy Carlos Morán, el compañero de blog de don Emilio. Aquí os dejo una historia real ocurrida en el centro de Granada. Un joven se acerca a una castañera -a pesar del ‘caloré’ otoñal, ya están abiertos los puestos- y adquiere un cucurucho en el que cabe, a simple vista, una decena de frutos. El hombre paga y se va. Pero unos minutos más tarde, y tras haber atravesado un par de calles, retrocede sobre sus pasos con una única castaña en sus manos. Se acerca a la castañera y le dice: «Vengo a descambiar esta castaña porque está pocha». La situación es rara, porque da la impresión de que la mujer cree que es una broma, una cámara oculta o algo así. Pero no, el cliente va en serio. Quiere una castaña sana. Y consiguió su objetivo -la pocha la dejó sobre el mostrador-. Lo cuento porque era la primera vez que veía a un consumidor tan consciente de sus derechos. Luego pensé en la que liará como a alguien se le ocurra venderle una uva pocha en Nochevieja.