Buenas, soy Emilio Calatayud. He estado en la Zona Norte de Granada, que es una de esas partes de la ciudad que no sale en los folletos turísticos y que ya estaba en crisis antes de la crisis. Ya sabéis: paro, drogas, marginación… Me invitó a hablar con los chavales y los padres de allí el sacerdote Juan Carlos Carrión, de la Parroquia de Jesús Obrero, que es una persona admirable. Con la ayuda de voluntarios no menos admirables, ha puesto en marcha hermosas iniciativas para sacar a los niños de las calles. Y lo está consiguiendo. No es caridad, es solidaridad y de la buena. Lo mejor de todo fue que los niños más pequeños, los de cuatro o cinco años, quisieron conocerme porque nunca habían visto a un juez. Y los pequeñines me recibieron con sus cosas: «Hola, ‘Jues’, voy a pedirle a los Reyes un Batman». «¿Para qué sirve un juez?» «Mira que árbol de Navidad más bonito, ‘Calatayú». Incluso me dieron algún beso. Había morillos, cristianos, gitanillos y de todos los colores… Me hicieron feliz. Gracias a todos.