Hola, soy Carlos Morán, el compañero de blog de don Emilio. Os cuento una historia real. Un joven llega a una gran superficie para comprar una consola de vídeojuegos -o como se diga-. Pregunta el precio y cuesta un pastón. El joven, de unos 20 ó 21 años, dice que si la puede pagar a plazos. «¿Pero tienes nómina?», le pregunta el vendedor. «Sí», responde el cliente.
«¿Pero es un contrato fijo?».
«No».
«Pues no va a poder ser».
«¿Y si traigo la nómina de mi padre?».
«Se puede ver».
Conclusión: Hay ‘ni-nis’ de verdad y ‘ni-nis’ forzados. Y no conviene confudirlos.