Aquí os dejamos una historia que ilustra la forma en que la Justicia de Menores aborda la corrección del delito. Esperamos que os interese: «La acusada, una menor de edad, ‘convirtió’ a su bebé recién nacido en un instrumento para ablandar voluntades y recaudar limosnas. Su ‘trabajo’ consistía en explotar al pequeño. Usó al niño como reclamo para que la gente se compadeciera de ella y ahora deberá pagar por ello.
Según el Código Penal, cometió un delito de utilización de menores para la mendicidad. Y con la agravante de que lo hizo de forma continuada. Es decir, que no escarmentó cuando la Policía Local de Granada la sorprendió por primera vez limosneando con su bebé y continuó delinquiendo.
La joven, que aún no había cumplido los 18 años cuando ocurrieron los hechos, ha aceptado ahora una condena de quince meses de libertad vigilada «con el objetivo fundamental de supervisar las responsabilidades de la menor como madre, la retirada de las prácticas de mendicidad» y el control sanitario tanto de ella como de su hijo. En otras palabras, que la justicia ha impuesto a la acusada una medida que persigue que aprenda a ser una ‘buena madre’ y deje de ganarse la vida a costa del pequeño».