Leo en el diario El Mundo que la La Consejería de Educación de la Junta de Andalucía ha aprobado a dos alumnas de un instituto que sacaron un 1 en un examen y yo me pregunto: ¿Dónde queda la autoridad de los maestros? Si yo fuera el padre de esas niñas rechazaría ese aprobado. Luego nos quejamos de que los maestros están desautorizados. No me extraña. Como tampoco me extraña que los jueces de Menores sigamos condenando a adolescentes a aprender a leer y escribir. En realidad, ya no me extraño de nada.