Buenas, soy Emilio Calatayud. Seguro que os ha pasado. Todos tenemos un amigo que, en lugar de compartir una charla, se dedica a enseñar los vídeos graciosos (algunos lo son y otros no) que ha ido almacenando en su móvil. Quedas con él y es como si hubieras quedado con su móvil. Se ha dejado anular por el telefonillo. Es difícil, pero tenemos que decírselo: «No quiero ver los vídeos graciosos que tienes en tu móvil. Quiero escucharte a ti. si no, habría quedado con tú móvil». Hablemos, por favor. Si salimos a tomar una cervecita o lo que sea, hablemos. Y si hace falta nos abrazamos, que no pasa nada. Vamos a reírnos de nuestras cosas y el móvil para las emergencias. No seamos gilipollas, con perdón.