Buenas, soy Emilio Calatayud. A estas horas, y por primera vez en muchos años, no ha habido botellón del día de la Primavera en Granada, que era un acontecimiento que había convertido a nuestra ciudad en la capital nacional de la borrachera. O sea, una vergüenza. El Ayuntamiento ha vallado el llamado botellódromo, un lugar destinado para que los chavales consumieran alcohol hasta quedar inconscientes. ¡Que dure el cierre!
Y, como digo siempre, el que quiera beber y tenga la edad para hacerlo que vaya a los bares, que para eso están. Granada tiene que ser un ejemplo de civismo y no la capital del botellón.