Buenas, soy Emilio Calatayud. En los últimos tiempos he hablado personalmente con muchos padres -y también he recibido sus mensajes- que se quejan amargamente de que sus hijos les han salido unos vagos de tomo y lomo a pesar de que han dado la misma vida por ellos. «Se lo hemos dado todo, don Emilio, y, a pesar de ello, tiene 30 años y no quiere hacer nada: ni estudiar ni trabajar». Y ahí está el problema, en ese «se lo hemos dado todo». Nadie se merece todo.
Pero es que también hay padres que no dan nada a sus hijos, y no me refiero a temas materiales, y un mal día les llama la Policía para decirles que su chaval está detenido porque la ha liado parda. Y es entonces cuando se dan cuenta de que tenían que haberle dado una educación, un ambiente familiar, etc… Pero prefirieron dejarlo a su bola para no ‘traumatizarlo’ y con sólo catorce años ya están en los juzgados.
Sé que es fácil decirlo, pero la virtud está en el término medio. A los hijos, una de cal y otra de arena… Y los que sean católicos, que recen y los que no, pues… que recen también, porque aunque no se crea en nada, cualquier ayuda es bienvenida. Un saludo.