Buenas, soy Emilio Calatayud. Lo siento, pero el título de este comentario es solo un cebo. No hay ningún consejo ni ningún manual de instrucciones para que un ‘profe’ se ‘enfrente’ con garantías de éxito a una clase de 3º de ESO que sufre los efectos de la primavera. No existe tal cosa. Más allá de un ‘que sea lo que Dios quiera’ no hay plan A ni plan B. Me lo dijo el otro día mi maestra después de las mini vacaciones de Semana Santa: «¿Qué, cómo se presenta el nuevo trimestre?», le pregunté yo.
-«Me toca una clase de 3º de ESO, así que no hago planes. Como Indiana Jones, Improvisaré sobre la marcha.», respondió ella.
-«Mujer, no será para tanto», dije yo
-«Vamos a ver, además de la explosión de las hormonas y todo eso, estamos en primavera y en esas circunstancias es difícil explicar a un grupo de adolescentes el pensamiento de Platón. Ellos suelen estar más preocupados por cosas de más enjundia: su nuevo peinado, por ejemplo», contestó ella.
«Bueno, vale, que te sea leve. Yo me voy a cazar a los malos», dije para zanjar la cuestión.
Respuesta de ella: «Me temo que el instituto yo soy la presa», ja, ja, ja. ¡Viva la primavera!