Buenas, soy Emilio Calatayud. Yo soy de la época de los guateques. Nos juntábamos diez o quince amigos en una casa o en un garaje, poníamos música e intentábamos ligar. Sonaban Los Brincos o la Creedence Clearwater Revival. Eran fiestas vigiladas. Los padres que habían cedido el local no estaban lejos, así que se hacía lo que se podía, que normalmente era poco. Puede parecer algo soso, pero así eran los guateques. Ahora sigue habiéndolos, pero parece que son algo más incómodos… y no sólo para el vecindario. El pasado sábado, la Policía Local tuvo que sacar a 284 jóvenes ‘erasmus’ que estaban celebrando una fiesta en dos pisos aledaños de Granada. Los agentes tardaron dos horas en desalojar las viviendas. Había hasta pinchadiscos. Lo que no sé es para qué, porque los chavales no podrían moverse por la falta de espacio. Así que de lo de bailar, ni hablamos.
Los guateques ya no son lo que eran. Los de ahora parecen botellones, domésticos, pero botellones.