Buenas, soy Emilio Calatayud. Con muchísima diferencia, y no es la primera vez que lo cuento, recibo muchas comunicaciones -tanto personales como a través de Internet- de parejas que están en un proceso de ruptura y que ya lo han culminado, pero siguen peleándose por la custodia de los hijos. En estos casos, a los que por razones obvias -soy juez en ejercicio- no puedo responder particularmente, siempre digo que esas personas deben recordar que alguna vez se quisieron y que sus hijos son el fruto de ese amor.
Pero también es verdad que hay casos en los que, al menos por una parte, ni siquiera hubo amor. Y la persona lo sabe, pero… El otro día me comentó una joven: «Al día siguiente de casarme, ya sabía que había metido la pata». «¿Por qué no le dejaste?», le dije yo. «Porque creí que podría cambiarle», respondió ella. Entonces me acordé de algo que me había comentado un viejo amigo y se lo dije: «Jesucristo también quiso cambiar el mundo y mira cómo acabó».