Buenas, soy Emilio Calatayud. La mayoría de las ciudades medianas y grandes, por no decir todas, tienen guetos. Sí, así como suena, barrios a los que nunca nadie llevará a un turista. Granada, sí, la Granada de la Alhambra, no es una excepción. Aquí también tenemos nuestros barrios ‘conflictivos’ o ‘marginales’. Pues bien, el otro día un amigo me comentó que había llevado a sus hijos a conocer esa parte de la ciudad. No lo hizo por morbo, sino para que los chiquillos supieran que tienen vecinos que han de pelear muy duro a diario para sacar adelante a sus familias. Los chavales vieron lo bueno y lo malo: chiquillos felices que jugaban al balón en la calle, pero también hogueras y el olor a marihuana. Pero es que en el lado ‘noble’ de las ciudades también hay cosas buenas y malas. Ya sabemos, porque lo vemos a diario, que los ladrones de cuellos blanco viven en ‘urbas’ y no en guetos.
En resumen, que me pareció muy educativa la idea de mi amigo. No todas las lecciones están en los libros.