Buenas, soy Emilio Calatayud. Ya lo he comentado más veces, pero no deja de sorprenderme la sorpresa que se llevan los padres cuando se enteran de que sus hijos han cometido una fechoría. Su incredulidad es total. «Nunca imaginé que mi hijo fuera capaz de hacer esto». «No lo vi venir». Estas son algunas de las cosas que comentan cuando les ocurre. Y luego se cabrean o se deprimen, o todo a la vez. «¿Qué hemos hecho mal, en qué nos hemos equivocado?». «Y encima vamos a que tener que pagar el estropicio».
Me gusta hacer este recordatorio para que los padres se pongan mentalmente en esa situación por si acaso les ocurre alguna vez, porque nadie está libre de que le pase.