Buenas, soy Emilio Calatayud. Un amigo me ha contado que el otro día vio a una chica de unos 15 ó 16 años llorando en plena calle mientras hablaba por teléfono. Al otro lado del teléfono estaba su exnovio y, en un momento dado, ella estalló: «¡Qué no estoy con nadie, estoy sola, no me llames más, ya no sé cómo decírtelo, déjame ya!». A nadie se le escapa que esa chica estaba siendo acosada por un machista de tomo y lomo. Pasa más de lo que nos pensamos. Y es una auténtica tortura para las chicas. Mi amigo se acercó para ver si podía hacer algo por ella, pero ella le dijo que no, y se marchó cabizbaja y llorando todavía. «Denúncialo», le dijo mi amigo. Y dijo bien.