Buenas, soy Emilio Calatayud. Tengo 60 años y más arrugas que cuando tenía 50 (o 40, etc), pero me sigo manteniendo joven gracias a ser juez de Menores. Todos los días juzgó y condenó, o no, a chavales de entre 14 y 17 y para juzgarlos y condenarlos, o no, hay que hablar con ellos y también escucharlos, lo que te permite conocerlos y estar al día de sus costumbres, de su forma de hablar, de pensar, de sus deseos, de sus miedos, de sus sueños y sus pesadillas… Total, que, aunque voy cumpliendo años -por fortuna, claro- una parte de mi está siempre en la adolescencia y eso rejuvenece más que las cremas de -no daré marcas- cualquier supermercado. Si hay por ahí estudiantes de Derecho que quieran ser jueces, aquí tienen una razón de peso para decantarse por la especialidad de Menores.
O para ser maestros, o seños, o profes… En esas profesiones, siempre que te gusten, como es obvio, está el secreto de la eterna juventud.