Buenas, soy Emilio Calatayud. Me lo preguntan muchas veces: ¿En alguna ocasión le ha dado la risa por algo que haya pasado en un juicio? Pues sí, más de una vez me ha dado la risa y procuro aguantármela, pero si no puedo, no pasa nada. En los juicios suele haber nervios y es bueno relajarse. No creo que eso sea faltarle al respeto a la Justicia ni nada por el estilo. Recuerdo una vez que estaba juzgando a una niña, que era un auténtico trasto y acababa de ser madre, y levanté un poco la voz -y con poco que lo haga suena a trueno, porque la tengo como ronca-. La chiquilla estaba en el banquillo con el bebe en los brazos y me dijo: «¡Ay, don Emilio, no pegue esos gritos que se me ha ‘cagao’ el niño». Y nos reímos todos. Yo creo que hasta el bebé.
Más recientemente, y a través de una videoconferencia, impuse una medida a un chaval que ya estaba internado en Barcelona. Al acabar le pregunté si era del Barça o del ‘Madrí’, como yo, y me dijo que del Barça. «Pues si lo llego a saber antes te pongo más meses de internamiento», le comenté. Y él se partió de risa y yo también.