Buenas, soy Emilio Calatayud. Varios de vosotros me habéis preguntado por el tremendo suceso que ha ocurrido en Tenerife, donde, presuntamente, un chaval de 16 años ha matado a su padre a martillazos, después descuartizó el cuerpo, lo metió en un par de maletas y las arrojó al mar. Dicen que el chico ha confesado y que discutieron porque el padre le encontró al niño un pedazo de hachís, pero hay que esperar a lo que diga la Fiscalía de Menores. Aunque suene a tópico, hay que dejar trabajar a la justicia porque vivimos en un Estado de Derecho y las cosas hay que probarlas. Y por supuesto, debemos dar el pésame a la familia de la víctima, que también es la del presunto homicida: doble sufrimiento.
Por lo demás, lo único que puedo decir que el 80% de los chavales que cometen delitos no son delincuentes, luego hay otro 10% que pueden salir adelante trabajando mucho con ellos y otro 10% que son carne de cañón, fracasos de la sociedad, que somos todos. En ese 10% intratable se incluirían los monstruos, porque, a veces -muy pocas veces, por fortuna- criamos monstruos. A mí me ha tocado juzgar a alguno y todavía está en la cárcel. Desde que yo lo juzgué, hace unos veinte años, por haber matado a su hermanastra, ha acabado con la vida, siendo ya mayor de edad, de otras tres personas. Lo único que podemos hacer es pedir que no nos toque.