Hola, soy Carlos Morán, el compañero de blog de don Emilio. Mi casa, y me imagino que muchas de las vuestras, se han llenado de pokémons, unos dibujos animados japoneses muy populares hace unos años, y de cazadores de pokémons, esto es, de niños y adolescentes que, sin apartar la vista de sus móviles, persiguen bichos que no están, pero que sí están. ¡Es todo tan raro! Atontolinados por el juego, los chiquillos -y los que no son tan chiquillos- se chocan entre sí con tal de atrapar a un pokémon. Tengo que llamar al fumigador de pokémons para acabar con esta pesadilla.
Con todo, lo peor es cuando se van a cazar fuera de casa. No quiero ser agorero, pero vamos a tener un desgracia. En Barcelona, la Policía ya ha sorprendido a una pareja de turistas japoneses que se habían metido en el túnel de una autovía persiguiendo pokémons.
Echo de menos los tiempos en que jugábamos con una pelota, una cuerda o un simple palo.