Buenas, soy Emilio Calatayud. No escribo esto como católico, que también, sino como padre y como juez de Menores. Hasta el Papa Francisco ha alertado de la proliferación de los ‘ni-nis’, esos jóvenes que no estudian ni trabajan porque no les da la gana. Al menos yo creo que fue a ellos a los que se refirió cuando advirtió, ante miles de jóvenes en Cracovia, del riesgo de «confundir la felicidad con el sofá».
«Es probablemente la parálisis que más nos puede perjudicar, ya que, poco a poco, sin darnos cuenta, nos vamos quedando dormidos, nos vamos quedando embobados y atontados mientras otros, quizá los más vivos, pero no los más buenos, deciden el futuro por nosotros», dijo el Papa en la Jornada Mundial de la Juventud. No puedo estar más de acuerdo. Sólo me queda decir amén y recordar el artículo 154 de nuestro Código Civil, ese que dice: “Los hijos deben obedecer a sus padres mientras permanezcan bajo su potestad, y respetarles siempre. Los hijos deben contribuir equitativamente, según sus posibilidades, al levantamiento de las cargas de la familia mientras convivan con ella”. Ojalá supiera cómo hacérselo llegar al Papa.