Buenas, soy Emilio Calatayud. La verdadera canción del verano -si es que sigue existiendo- no es una composición de Georgie Dann. El estribillo que más se escucha en verano es el siguiente: «Hijo, sal del agua, es la última vez que te lo digo». Se oye en las piscinas, en las playas y en los lagos… «Hija, sal del agua, es la última vez que te lo digo». Y el niño y la niña, a lo suyo. ¿Cuántas veces hace falta que un padre o una madre, o los dos, digan «Niño, sal del agua, es la última vez que te lo digo» para que el niño, o la niña, hagan caso?

Antes, cuando yo era chico, bastaba con que tu madre hiciera el ademán de quitarse la zapatilla para que salieras del agua a escape, ja, ja, ja.