Buenas, soy Emilio Calatayud. El principal síntoma de que ha empezado el curso escolar no es que haya más atascos de tráfico -que también- o que no haya niños en la calle por la mañana-: la evidencia más clara es que todos tenemos piojos: los hijos y también algunos padres -se libran los calvos-. Los piojos son además muy democráticos e igualitarios: están presentes en los colegios de pijos y en los que no son de pijos. Aunque haya quien lo niegue, esto es así. Y también era así. Cuando yo era chico, también había unas epidemias de piojos de padre y señor mío. Entonces nos pelaban al cero y a correr. Ahora ya hay miles de potingues, cremas y lociones. Incluso hay un aparato que los electrocuta, según me cuentan algunas madres. Conclusión: los piojos, además de una plaga, son un buen negocio. Es hablar de esto y ya me está picando la cabeza, ja. ja, ja…