Buenas, soy Emilio Calatayud. Es una de esas noticias que no puede dejar indiferente a nadie y que demuestra un evidente fracaso social. Una niña de sólo ocho años ha recibido una paliza brutal en el patio de su escuela. Los agresores, presuntamente, han sido otros colegiales del mismo centro. Independientemente de lo que determine la justicia -si los implicados son mayores de catorce años, porque si son menores de esa edad, son inimputables-, está claro que los padres de los agresores han fracasado en la educación de sus hijos. Y también el colegio. Y con ellos, toda la sociedad. Se ha perdido el principio de autoridad, que es básico es un Estado de Derecho, y los padres tienen que tener autoridad sobre sus hijos y los maestros sobre sus alumnos. Ni unos ni otros pueden ser colegas de los niños porque entonces estamos perdidos. Y los padres tienen que tener el derecho de corregir razonablemente a sus hijos, un derecho que antes reconocía la ley y se suprimió por los complejos de joven democracia que tenemos.
Y, por último, tanto los padres de los agresores como la escuela -es decir, la administración educativa- pueden ser declarados responsables civiles de lo ocurrido. Y para eso da lo mismo que los niños no tengan la edad penal.