Buenas, soy Emilio Calatayud. Los juicios de menores no empiezan cuando hacemos pasar a la sala al acusado ni terminan cuando hacemos sonar la companilla -porque aquí en España no hay mazo, eso se lo dejamos para los americanos-. Los juicios de menores empiezan cuando los equipos técnicos -psicólogos, trabajadores sociales, etc- examinan al chaval y a su familia, muy importante la familia. No se puede hacer justicia sin conocer las circunstancias de la persona que se sienta en el banquillo. Y, a veces, nos encontramos con padres que están peor que los niños. Y también debemos preocuparnos por ellos. Porque si ellos están bien,es más probable que los chicos también mejoraren. Y hay padres que consumen drogas o alcohol o todo a la vez, y se esfuerzan por dejar sus adicciones para sacar adelante a sus hijos. Y hay hijos que hacen lo mismo por sus padres. Pues eso también es una familia y hay que cuidarla, para que siga siéndolo. Por eso, muchas veces, después de ponerle la medida al chaval, hablamos con los padres. «¿Y el papá qué tal va, ha dejado usted de consumir? ¿Sí? Estupendo, ánimo que su hijo también va bien».