Buenas, soy Emilio Calatayud. Hace unos días, un colegio de Granada montó una fiesta y organizaron una serie de juegos de calle, sí, de cuando se jugaba en la calle. Extravagancias tipo ‘corre que te pillo’ o ‘policías y ladrones’, el ‘escondite’, derribar bolos hechos con botellas de agua, etc. Había dos chavales con sus móviles que miraban el espectáculo con indiferencia. Entonces una madre les retó a jugar a eso de transportar una pelota frente con frente, es decir, se coloca la pelota entre las cabezas de los jugadores y estos deben caminar sin que se les caiga. No lo habían visto hacer nunca y hubo que explicárselo despacio, pero se picaron y aceptaron jugar. ¡Se olvidaron de los móviles! Los padres estaban maravillados. La vida está en los detalles. Hemos perdido el norte, pero vamos recuperándolo.