Buenas, soy Emilio Calatayud. Las Cortes están debatiendo una ley que permitiría votar a los chavales de 16 años, es decir, que el derecho al voto pasaría de los 18 a los 16. Curiosamente, en el anterior comentario hablábamos de las contradicciones que tienen que soportar nuestros hijos porque nosotros, los adultos, nos empeñamos en hacer para ellos leyes y prohibiciones contradictorias, valga la redundancia. Ahora toca el derecho al voto, que, por cierto, ya se debatió y aprobó en los tiempos del ‘desgobierno’, pero no tuvo efectividad. Me imagino que si le diéramos el derecho a votar de los chicos de 16 en adelante también tendríamos que darles el derecho a ser candidatos, esto es, a poder ser elegidos. ¿Están dispuestos los líderes de los partidos a dar un paso al lado para que lo ocupe un chaval de 16 años? ¿Qué tal le iría a España con un presidente de 16 años? ¿Tendría que pedir permiso a su padres para salir por la noches?
Lo único que se me ocurre es aquello que dijo Groucho Marx: «Esto lo solucionaría hasta un niño de seis años. ¡Que traigan a un niño de seis años!».