Buenas, soy Emilio Calatayud. Hoy hemos vivido una jornada muy especial en los juzgados y la fiscalía de Menores de Granada. Como cada año, el coro del centro de internamiento de menores infractores de Oria (Almería) y del de Purchena (también en Almería) ha venido a cantarnos unos cuantos villancicos y a traernos unos regalos. Como siempre, nos hemos reído un montón y nos hemos emocionado todavía más. El coro está compuesto por educadores de Oria y Purchena, y por ‘choricillos’ de varias nacionalidades y credos: musulmanes, rumanos, cristianos… Y el público, por todos los que trabajamos en los juzgados y la fiscalía de Menores de Granada, familiares de los niños y gente que estaba de paso, y al ver el lío, se queda a escuchar. Es un momento muy, muy especial y muy difícil de explicar. Así que lo resumimos así: es el día que los policías del Grupo de Menores de la Policía Nacional y los guardias civiles que custodian los juzgados aplauden a los ‘choricillos’, que es un fenómeno raro de ver. Lo normal es que les persigan y los vigilen. Es bonito es ver en los rostros de los familiares la alegría al constatar que los chavales están bien y que no son tan desastre como creían. Pero mejor aún es mirar las caras de los propios chicos, el gesto de sorpresa al comprobar que los que les persiguieron, acusaron y condenaron les aplauden. Pase lo que pase en el futuro con ellos, espero que guarden este día en sus corazones, porque en los nuestros ya está.
Por cierto, otros niños, los del centro de Internamiento de San Miguel de Granada nos han regalado un Belén precioso, que es el que aparece en la imagen que adorna este comentario. El motivo central es el propio centro, un edificio muy típico que está en lo alto de mi barrio, el Albaicín. Feliz Navidad.