Hola, soy Carlos Morán, el compañero de blog de don Emilio. Contaba el juez en el anterior comentario que ya ha juzgado a casi 17.000 niños y que la mayoría, aunque habían cometido algún delito, no eran delincuentes. También decía que cada vez se reía más con los que él llama «mis choricillos» (ellos se ríen menos). Además de don Emilio, otros que suelen salir con una sonrisa pintada en el rostro son los padres de los acusados. Parece contradictorio, pero no lo es. Los padres se ríen de puro alivio, porque ven que alguien riñe y amonesta a sus hijos, y les mete algo sensatez en sus alborotados cerebros adolescentes. Y lo agradecen. «Gracias por condenar a mi hijo y por echarle la bronca que yo tenía que haberle echado».