Buenas, soy Emilio Calatayud. Cuando yo era niño, no parábamos en casa. Después de comer, decíamos a la madre: ‘¡Mamá, me voy a la calle!’. Y no dabas mas información. No hacía falta. Y volvías casi cuando caía la noche o cuando apretaba el hambre. Estábamos todo el santo día fuera con los amigos. Nuestros padres nos reñían porque estábamos siempre en la calle. Tenían que echarnos la bronca para que nos recogiéramos.
Pues ahora pasa todo lo contrario. Con el Internet, los ordenadores y los juegos, tenemos que reñir a nuestros hijos para que salgan a la calle. Como en casi todo, en España hemos pasado de un extremo al otro: de llamar don José al maestro a decirle ‘Pepito’ y de estar siempre a la calle a no pisarla. No tenemos término medio.