Buenas, soy Emilio Calatayud. Aunque el blog sigue en obras, podemos utilizarlo temporalmente. Eso sí, con los cascos puestos. Bueno, lo único que quería dejaros en la historia de un chaval granadino que ha sufrido varios brotes psicóticos por su adicción a la marihuana, esa droga a la que tantos miran con la simpatía y la nostalgia del verano del amor. Esperamos que os resulte interesante.
«Soy adicto a la’maría’, empecé a fumar a los trece años y a los 19 me dio el primer brote psicótico».
Diego (Granada, 1987) perdió la cabeza por la marihuana. La expresión ha de entenderse en su sentido literal. Siendo un niño de sólo trece años empezó a fumar porros y su adicción fue creciendo al mismo tiempo que él se hacía adulto. Tras más de un lustro fumando una docena de porros diarios, «o más», la cordura le abandonó temporalmente. Sufrió un brote psicótico. Su mente rodaba a la velocidad del tambor de una lavadora cuando está centrifugando. Y, además, escuchaba voces que solamente él oía. Tocó fondo y habló con su familia, que nada sabía de su enganche a la ‘maría’ y de los problemas psiquiátricos que le estaba causando la droga. Inició una rehabilitación en el Centro Provincial de Drogodependencias y durante cuatro años estuvo limpio. Luego recayó y la locura volvió a darle otros dos toques de atención.
Ahora mismo, Diego ha vuelto a estudiar -dejó los libros sin tener siquiera el diploma más básico-, está terminando un nuevo programa de deshabituación en la organización no gubernamental Proyecto Hombre de Granada. «Los brotes psicóticos no hacen gracia. Que yo no digo que le pase a todo el mundo. Eso depende de la persona, pero los aditivos que lleva la marihuana pueden activar esos brotes».