Hola, soy Carlos Morán, el compañero de blog de don Emilio. Cada generación alumbra expresiones que acaban convirtiéndose en nostalgia con el paso del tiempo, porque los que vienen detrás se niegan a heredarlas. Los nuevos crean sus propios giros lingüísticos y se ríen de los que utilizaban sus antepasados. Un ejemplo: cuando mi madre decía que tal persona era un ‘ye-ye’, yo me partía. Pues ahora me está ocurriendo a mí. El otro día le dije a mi hija de doce años ‘nasti de plasti’ -que, para los de mi época era muy moderno y quería decir ‘de eso nada’- y me miró raro. Parecía hasta preocupada. Luego le hizo la siguiente confidencia a mi mujer: «Papá no habla normal, dice ‘nasti de plasti'», ja, ja, ja.
Entonces nos animamos y empezamos a revelarle más ‘locuciones’ rescatadas del baúl de los recuerdos de nuestro argot juvenil, como ‘guay del Paraguay’ o una ‘ful de Estambul’. A mí ni niña le entró una risa floja y dijo: «¿Siempre había que poner una ciudad o un país?». Y nosotros le respondimos un tanto picados: «Pues es mejor que ‘en plan'».