Buenas, soy Emilio Calatayud. El otro día comentaba Carlos que un amigo le había dicho que era feliz cuando besaba a sus hijos adolescentes, ya dormidos, antes de irse a la cama. Es verdad. No sólo eres feliz, sino que también sientes alivio. Te acuerdas de cuando eran chicos y te pasabas la noche entera observando si respiraban o no respiraban… Luego, las preocupaciones son otras: te pasas la noche entera esperando a que vuelvan de juerga… Y así hasta que te mueres.
Pero me estoy yendo del tema. Lo de besar a los hijos adolescentes es muy reconfortante, pero no se os ocurra hacerlo delante de sus amigos, porque dejarán de hablaros durante una semana, y eso como mínimo. Ya sabemos que la adolescencia es esa época en la que la persona no es un niño pero tampoco un adulto… Total, que no hay quien los entienda. Lo que es seguro es que les suele dar vergüenza que los trates, sobre todo, en público, como los niños que ya no son, pero sin dejar serlo del todo. Los besos a los hijos adolescentes, cuando están dormidos o a traición. Luego, cuando crecen, maduran y vuelven a aceptar de buen grado las expresiones de cariño de los padres.