Hola, soy de nuevo Carlos Morán, el compañero de blog de don Emilio. Desde hace ya algún tiempo su señoría y un servidor tenemos el vicio de mantener conversaciones sobre lo que se nos ocurre -el diario IDEAL de Granada de papel las suele publicar los lunes-. Pues bien, el punto de partida del último diálogo fue la siguiente pregunta: ¿Ha dictado recientemente alguna sentencia ejemplar por su originalidad?
Aquí va, resumida, la respuesta del juez: «Hace no mucho juzgué a un chico que había robado en una peluquería. Se llevó, creo recordar, varios cientos de euros y un secador de pelo. Y resulta que quería ser peluquero.. El caso es que estaba haciendo un módulo de peluquería y la fiscal le pedía cien horas de trabajo en beneficio de la comunidad. Pero, al enterarnos de que estaba estudiando, acordamos, y él se conformó, ponerle una medida de tarea socieducativa consistente en que aprobase el curso de peluquería. Es decir, que quedaba en libertad vigilada, pero con la obligación de obtener dicho diploma. Es lo que les digo siempre: como no has estudiado por lo civil, vas a estudiar por lo criminal. Entonces le comenté que si tenía que hacer un examen final o algo así para que le dieran el título y él me respondió que sí, que tenía que cortarle el pelo a alguien. ‘Pues ya está, me lo vas a cortar a mí’, le dije.
Y aceptó. Que me lo corta mal y suspende, pediré a la fiscalía que lo acuse de desobediencia. Que me lo corta bien, pues habrá cumplido con la ley.
Desde ahora y hasta el próximo mes de junio, que es cuando debe examinarse, no me cortaré el pelo. Es para que demuestre todas sus capacidades».