Buenas, soy Emilio Calatayud. Hace unos días, fue muy comentada la noticia de que la mitad de las personas que se presentaron a las oposiciones para ser bomberos en Burgos suspendieron porque tenían faltas de ortografía. Y luego hay quien se extraña de que todavía tengamos que condenar a adolescentes a aprender a leer y a escribir. Teniendo en cuenta que ya casi todo el mundo se comunica a través del ‘guasap’, lo raro es que aún haya alguien que sea capaz de escribir sin errores gramaticales. Y me incluyo yo. A veces escribo mensajes que no sé qué quieren decir.
Y luego está la epidemia de los emoticonos, que son todavía más cómodos. Ni siquiera hay que molestarse en escribir. Ya hay quien da el pésame con un emoticono, con una carilla haciendo un pucherito. Todo muy ‘humano’. Estoy pensando en dar las conferencias en emoticonos. Al paso que vamos, en 2030 nadie hablará en España: sólo usaremos los emoticonos. Y en las sentencias condenatorias sólo aparecerá un caretillo enfadado y en las absolutorias, uno sonriente. Y a esto le llamamos progreso.