Buenas, soy Emilio Calatayud. Que el niño se quiere hacer un tatuaje, pues vale, pero que sea de quita y pon, o sea, de los que se borran con el paso del tiempo. Todo son ventajas y no hay inconvenientes. El niño se queda a gusto y, cuando se canse (o se case), porque se cansan (y se casan), pues se lava y a correr. Hay que ser prácticos.
Recuerdo que yo me hice uno con un rotulador aquel verano que estuve encerrado en el correccional para pijos de Campillos, provincia de Málaga. Es que suspendí todo. Como hacía calor y sudaba, se iba y tenía que repasarlo casi a diario. ¡Anda que no iba chulo yo con mi tatuaje de quita y pon!