Buenas, soy Emilio Calatayud. Es un proyecto educativo y bienintencionado, no lo dudo, pero poco realista, y valga en este caso la expresión. Han inventado un programa -o como se llame- que, en teoría, permite a un chaval ponerse en el lugar de una víctima del acoso escolar. Gracias a unas gafas de realidad virtual, el chico se mete en una situación que recrea el matonismo escolar. No lo veo. Para saber cómo se siente una víctima de acoso escolar lo más efectivo es hablar con un afectado. O asistir a un juicio en el que se juzgue a un agresor y en el que el perjudicado testifique. No hay nada mejor para empatizar que la realidad real. Cara a cara, sin intermediarios.