Buenas, soy Emilio Calatayud. El otro día, Carlos y yo estuvimos hablando de la presunción de inocencia, un principio que, en mi opinión, se respeta poco en España. El caso es que Carlos me recordó aquella conversación ya legendaria entre las madres y los hijos del siglo pasado. Decía el niño: «¿Por qué me castigas, mamá, si no he hecho nada?» Respuesta de la madre: «Para cuando lo hagas». A simple vista, parecería que las madres atacaban la presunción de inocencia de sus hijos, pero no: eso era pura sabiduría. Nos conocían bien y nos imponían castigos preventivos. Y acertaban siempre.