Buenas, soy Emilio Calatayud. Vuelvo sobre el tema de las Comuniones que acaban en dos banquetes porque los padres del niño están separados y no se hablan. En primer lugar, tengo que decir que soy consciente de que a veces es totalmente imposible que se produzca una reconciliación-tregua para tener la fiesta en paz y juntos. Yo hablo de lo que sería ideal, pero sé que hay ocasiones en que las posiciones están tan alejadas que no hay nada que hacer. Lo cual no quiere decir que no me dé pena por los chiquillos.
A lo que voy, me han comentado que en algún caso de estos de doble banquete, el niño ha recibido de regalo ¡dos teléfonos móviles!, uno en el convite de papá y otro en el de mamá. Si uno ya es mucho para un ‘chavea’ de diez años, dos ya es que… No sé, deberíamos pensar las cosas durante cinco minutos antes de hacerlas.