Buenas, soy Emilio Calatayud. El tema que abordaremos hoy no es nuevo: la dificultad que tienen muchos padres para admitir que sus hijos ha cometido un delito. Que conste que es normal. Casi nadie está preparado para que le llame la Policía o la Guardia Civil y le diga que han detenido a un hijo porque ha robado, acosado, etc. Si no fuera porque es un asunto dramático, resultaría casi cómico. A mí, más de un padre y más de dos me han llegado a decir: «¡Cómo va a encerrar a mi hijo en centro de Menores, eso es para los chorizos!» Y, claro, no te queda otra que bajarlos de la nube. «Es que su hijo es un chorizo».
Muchos padres piensan que los malos son los hijos de los otros, que el suyo es un santo inocente. Son los otros los que se emborrachan y se drogan, son los otros los que… ¡Se llevan cada sorpresa!
Este fenómeno también es muy de ahora. Antes, siempre eras culpable. No había presunción de inocencia ni ‘na’. Los padres primero disparaban y luego preguntaban. Tampoco era eso. En el término medio está la virtud. Buen fin de semana.