¡Cuidado, vacaciones! (parte primera)

 

Buenas, soy Emilio Calatayud. Empieza la temporada de vacaciones (para quien pueda pagárselas). Pues ¡cuidado, que pueden ser perjudiciales para las relaciones familiares! Convivimos más con nuestras parejas y con nuestros hijos y eso puede generar problemas. No debería, pero puede pasar. Dicen que después de las vacaciones aumentan las separaciones y los divorcios. Seguramente, no será para tanto, pero conviene tenerlo en cuenta por si las moscas. Contemos hasta diez antes de discutir por cualquier ‘folletá’, que es como se dice ‘chorrada’ en granaíno.

Pero es que también tenemos que convivir más con nuestros hijos, porque no tienen ‘cole’ o ‘insti’.  Y puede que nuestros hijos, sin que nos hayamos dado cuenta, ya no sean unos niños, sino adolescentes hechos y derechos. Y la adolescencia es una enfermedad benigna que causa mucha fiebre y dolores de cabeza a los adolescentes y a los padres de los adolescentes. Voy a dar un dato que se repite todos los años: en agosto, el mes más vacacional, el delito que más nos llega a los juzgados de Menores es el de violencia de los hijos hacia los padres. Pero, vamos, eso son los casos extremos.

Lo normal son peleas más suaves, como esta tan habitual de que el niño o la niña, como acaban de cumplir los 15 o los 16, pues ya no quieren ir de vacaciones con los padres, porque es un ‘rollo’ y el ‘pueblo’/’apartamentol’/’casa rural’/ son un aburrimiento y me ‘rayo’. Así que exigen quedarse en casa de ‘Rodríguez’, que para eso ya son mayores. Eso sí, ‘mami’ déjame 200 ó 300 euros para que pueda sobrevivir. Mi consejo: de eso nada: no tengo 200 ó 300 euros, la casa es mía  y no te la dejo, así que te vienes con nosotros al ‘pueblo’/’apartamentol’/’casa rural’/ y cuando seas padre, comerás carne. Mañana seguimos.

 

 

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