Buenas, soy Emilio Calatayud. Parece que se ha generado un interesante debate sobre el tema de los niños con discapacidades importantes que, aunque se esfuercen en el instituto, no reciben un título académico que acredite esa dedicación. No se trata de que se les regale nada (deben ganárselo como los demás, pero adecuando la enseñanza a sus capacidades), sino de que obtengan un reconocimiento oficial como el resto de sus compañeros, que, según lo que contáis, es algo que ocurre en algunos casos, pero en otros no. Apliquemos el sentido común para establecer una regla y evitar esa especie de ‘inseguridad jurídica’. ¿Le daríamos el título de ESO a un niño español que tuviera la mente y la discapacidad de Stephen Hawking? Pues, tal y como están las cosas, igual no.
Por lo general, un niño con discapacidad en una clase en la que el resto de los alumnos no tienen limitaciones es bueno para todos. Hace mejores a todos. Aunque sólo fuera por eso, ya merecerían tener su diploma y su fiesta de graduación.