Buenas, soy Emilio Calatayud. Estaba de vacaciones y cogí un taxi en Granada. Noté que el conductor me miraba con insistencia a través del espejo retrovisor interior. Poco después, me preguntó: «¿Usted es don Emilio, el juez de Menores, verdad?». Le dije que sí y me comentó que había sido ‘cliente’ de mi juzgado. Le pregunté que a qué le había condenado: «A limpiar la fachada del Juzgado de Menores».
«Eso es que habías cometido algún delito contra bienes públicos, ¿no?», me interesé.
«Pues sí, me dio por las señales», respondió.
«¿Cómo que te dio por las señales?», insistí picado por la curiosidad.
«Que rompí un montón de señales de tráfico», aclaró.
«Y ahora eres taxista».
«Ya ve, y ahora soy taxista».
Y los dos nos echamos a reír. Por cosas como esta me gusta cada vez más mi trabajo.