Hola, soy Carlos Morán, el compañero de blog de don Emilio. Aquí os dejamos una historia ocurrida en Granada que demuestra que el machismo no tiene edad. Esperamos que os interese.
«Desde que llegó al centro de protección para menores desamparados, el muchacho demostró una agresividad «exacerbada» hacia las mujeres -la plantilla del establecimiento era femenina prácticamente en su totalidad-. A pesar de que sólo era un adolescente, su comportamiento destilaba un machismo recalcitrante… e inquietante. Tan es así, que las educadoras de la residencia infantil y juvenil temían cruzarse con él. Su hostilidad hacía las féminas se disparaba a cada momento. «¡Las mujeres tienen que limpiar! ¡Una mujer a mí no me tiene que decir nada!», gritaba cuando a alguna de las monitoras se le ocurría llamarle la atención por su pésima conducta, un temperamento imposible que se veía agravado por el consumo de pegamento, alcohol y cocaína.
Lejos de mejorar, la situación en el establecimiento fue empeorando y alcanzó el punto máximo de tensión cuando el chaval en cuestión intimidó con un cuchillo a una de las trabajadoras después de que ella le recriminara por sus malas formas. La mujer llegó a temer por su vida.
Finalmente, ha sido condenado a doce meses de internamiento en un correccional, donde será tratado de su adicción a las drogas, y a ocho más de libertad vigilada».