Buenas, soy Emilio Calatayud. Me acaba de venir a la cabeza esta reflexión de una de las expertas de Meridianos, la organización que en Granada aplica las medidas en medio abierto (los trabajos en beneficio de la comunidad, la libertad vigilada) que imponemos los jueces de Menores a los delincuentes infantiles y juveniles. «Hay chicos que tienen tan interiorizado que el delito es un modo de vida, que nuestro mayor esfuerzo va dirigido a convencerlos de que pueden elegir no delinquir, que pueden hacer otras cosas. Ellos te dicen: ‘¿Para qué, si los robos se me dan bien?’. En esos casos, el objetivo es conseguir que no reincidan. Pero en otros, que se saquen el Bachiller, porque pueden. Cada chaval es un mundo».
Esto también se podría aplicar a los adultos, ¿no?